París, 1915. El poeta Jean Cocteau conoce al compositor Erik Satie y al pintor Pablo Picasso. Al año siguiente, propone a Serge Diaghiliev, el célebre director de los Ballets Russes, la realización de un ballet, Parade, cuyo texto escribe él; Satie se encarga de la música, Picasso hace la escenografía y el vestuario, y Léonide Massine la coreografía. Parade se estrenó el 18 de mayo de 1917 en París y algunos meses más tarde en Barcelona. Fue un fracaso en ambos casos. Ni el público. ni la crítica entendieron la revolución escénica que marcaba la obra; era la primera vez que el cubismo, en aquel momento ya en declive, entraba en el teatro.La historia de la relación de Picasso y los ballets rusos, centrada entre 1917 y 1924, es fundamental en la misma evolución del artista. Éste es uno de los aspectos que intenta destacar la exposición Picasso, y el teatro, que ayer se inauguró en en el Museo Picasso de Barcelona, donde podrá verse hasta el 23 de febrero de 1997. A través de unas 185 piezas , la exposición analiza cuatro de las obras que marcaron esta intensa relación: Parade (1917), Pucinella (1920), Cuadro Flamenco (1921) y Mercure (1924). Faltaría El tricornio, de 1919, pero esta pieza, con música de Falla, ya fue objeto de una exposición monográfica hace tres años en Barcelona y Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de noviembre de 1996