A favor de las patentes de materia viva se aduce que, sin el estímulo económico que suponen, las compañías no invertirían en biotecnología, dejando a Europa en mala situación científica frente a EE UU, con un sistema de patentes laxo. "En 1950, los países de la UE tenían el 60% de los fármacos sacados al mercado; en 1996, apenas el 40%", apunta José Luis Valverde. "El 76% de las patentes para fármacos biotecnológicos pertenecen a empresas estadounidenses, frente a sólo un 15% de las europeas", añade Martin Bangemann, comisario de Industria de la UE.Hay quienes objetan que las patentes pueden obstaculizar el avance científico al subordinar la libre difusión del saber al secreto comercial. El incidente con la bacteria Helicobacter pylori, asociada a la úlcera y al cáncer de estómago, ha dado forma a esos temores. El año pasado, la firma de, EE UU GTC descifró el genoma de esa bacteria y vendió la información al laboratorio sueco Astra. La negativa de ambas a difundir los datos ha enfurecido a la comunidad científica.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de noviembre de 1996