La volatilidad se ha adueñado de los mercados financieros, convirtiendo este final de ejercicio en un alarde de improvisación. Wall Street abría ayer con un margen de 57 puntos entre los niveles máximo y mínimo y sólo en dos horas -acabó bajando 98,81-, aunque ya para entonces las bolsas europeas habían sufrido lo suyo con numerosos altibajos. Los mercados de deuda fueron los primeros en cuestionar la estabilidad de la actual coyuntura, con una subida de tipos en el caso español. La rentabilidad de la emisión a diez años cerró en el 7,11%, tres centésimas por encima de anteayer y el diferencial con Alemania subía hasta 1,22 puntos. En Europa, las oscilaciones nunca superaron el 0,4%, un nivel que es más una muestra de incertidumbre que de estabilidad. Madrid perdió un 0,27% y el Ibex 35 el 0,30%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de diciembre de 1996