Resulta bochornoso conocer la intención del Ayuntamiento de Madrid de proceder a la venta de las plazas de aparcamiento para residentes. El afán privatizador del Partido Popular nos conduce a poner en manos privadas las calles y plazas de la ciudad, lo que entiendo que a todas luces es ilegal. ¿Se han parado a pensar los responsables de tal idea lo qué ocurrirá cuando sea necesario introducir nuevos, servicios, algunos de los cuales no podemos ni imaginar hoy en día, en el subsuelo de la capital? ¿No resultará chocante que las autoridades públicas tengan que expropiar un suelo que es público?La ciudad se configura como espacios privados que se articulan mediante zonas públicas, calles, plazas, jardines y equipamiento en general. Durante siglos, y en un proceso largo y costoso, la sociedad civil ha ido constituyendo un patrimonio común. Dilapidarlo de un plumazo es un acto muy grave que nos afecta a todos, y que pagarán las futuras generaciones.
Señor Manzano, reconsidere esta decisión puramente electoralista y piense en lo que puede ocurrir si es declarada nula la enajenación, después de transmitidas estas miles de plazas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de diciembre de 1996