Jordi Pujol y Josep Antoni Duran Lleida rehuyeron ayer el encuentro directo y evitaron pronunciarse sobre las discrepancias que mantienen en CiU, pese a coincidir en un acto público en la localidad aragonesa de Tamarite de Litera. Ambos políticos mostraron cierta incomodidad al preguntárseles por sus relaciones, incluso Duran calificó de "impertinente" la pregunta de si había dado la mano a Pujol; pero los dos se distanciaron y se situaron alejados el uno del otro, el mayor tiempo posible.
"He venido a hablar del agua, de Joaquín Costa [arquitecto pionero en las infraestructuras hidráulicas, a quien se homenajeaba] y de progreso, no de problemas de carácter político". Con esta drástica respuesta el presidente de la Generalitat de Cataluña despejaba la posibilidad de ser preguntado por las discrepancias con su socio de Gobierno. Ya por la mañana en Lleida, se había mos-, trado incómodo al ser cuestionado por los problemas internos de la coalición.Josep Antoni Duran Lleida -que se mantuvo en un segundo plano durante la conferencia de prensa que Pujol realizó con el presidente aragonés, Santiago Lanzuela (PP), y la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino- aseguró no querer hablar más de asuntos políticos: "Ya lo llevo haciendo 15 días". Sólo al final del homenaje a Joaquín Costa, los dos dirigentes nacionalistas, de forma distendida, pero siempre por separado, admitieron la difícil relación en que se encuentran sus formaciones políticas y remitían a la reunión que el comité de enlace de CiU celebrará el próximo lunes.
Duran Lleida reconoció que "existen diferencias" con Convergència Democrática de Catalunya (CDC), pero las calificó de "naturales en democracia y a las que no hay que dar mayor importancia". Duran añadió que "no hay que perder las formas" y subrayó que "en ningún momento se plantea la ruptura".
"LIamadita mañana"
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de diciembre de 1996