La cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea (UE) acabó ayer en Dublín celebrando el éxito que para la moneda única supone el acuerdo sobre el Pacto de Estabilidad alcanzado anteayer, viernes. Pero también acabó entre serias dudas respecto a si los Quince serán capaces de rematar la reforma del Tratado de Maastricht en la fecha prevista, a finales del próximo mes de junio, en Amsterdam. El documento de conclusiones del Consejo Europeo confirmó el calendario, pero sin apenas ponerle énfasis.
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El Gobierno de Luxemburgo, que sucederá en la presidencia al holandés desde julio de 1997, ya ha reservado dos fechas para celebrar sendas cumbres especiales, en julio y octubre, en las que se concluiría la reforma. Además, aunque los líderes se mostraron voluntariosos en su propósito de cumplir con el calendario, denotaron bastante recelo sobre si lo conseguirán.Ocurre que los enfrentamientos entre países grandes y pequeños por el capítulo institucional de la reforma no ha hecho más que empezar. Además, los laboristas británicos, que, según se presume, accederán al poder en las elecciones previstas para mayo, desean contar con tiempo suficiente para tomar sus propias decisiones y no ligarse a las del Gobierno tory de John Major.
Los Quince asumieron ayer el borrador de nuevo tratado redactado por la presidencia irlandesa como una "buena base" para la reforma. Y lograron bastantes avances en la política de seguridad ciudadana: admitieron la necesidad de "desarrollar" la "importante propuesta" española para acabar con el derecho de asilo entre los países de la UE, así como la creación de un espacio judicial común. Y también hicieron suyas la reivindicación alemana para ampliar las competencias de la agencia policial Europol y la sugerencia francesa de incrementar la cooperación en la lucha contra el terrorismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de diciembre de 1996