, Luis Costa, como nuevo entrenador, le ha devuelto la alegría al Zaragoza. Ha recuperado el juego ofensivo que desde hace años le caracteriza y el ambiente general se ha transformado. Ante el Sevilla todo fue una fiesta. Nada, salvo la desesperación que Bilardo lució durante los 90 minutos, hacía presumir que se trataba de un duelo en los bajos fondos de la tabla. El técnico argentino pudo comprobar que el trabajo que le queda por delante es arduo.
El Sevilla no fue capaz de marcar el ritmo del partido en ningún instante y su capacidad de reacción fue escasa cuando el marcador se le puso en contra, evidenciando que es un equipo dominado por el pánico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de febrero de 1997