, El vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, hace tiempo que tomó todas las riendas de los combates que tiene sobre el cuadrilátero el primer Ejecutivo del PP. "Cascos pilota todas las batallas y parece que claramente en detrimento del poder del que hasta ahora le gustaba alardear a Miguel Ángel Rodríguez", admiten fuentes solventes del PP cercanas a La Moncloa. El análisis de pérdida de influencia del actual secretario de Estado de Comunicación, que se multiplica estos días en el PP, no presupone que Rodríguez ya no tenga la confianza del presidente, José María Aznar, para muchos trabajos duros. Otros encargos, sin embargo, han sido asumidos por Cascos: como el de la disputa de la televisión digital. En el PP especulan incluso que para alivio de Rodríguez. "Hacía falta la autoridad de un peso político de primer nivel". Miembros de la ejecutiva de este partido se mostraron sorprendidos el pasado lunes cuando escucharon a Cascos construir toda una teoría política y judicial sobre el futuro de las plataformas digitales. Esos asuntos no eran su fuerte. Eran los que le gustaban a Rodríguez. El nombramiento de Fernando López Amor para dirigir RTVE es el último examen. En el entorno de López Amor se asegura que ha exigido depender directamente de Aznar y de Cascos. Nunca de Rodríguez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de febrero de 1997