De pronto, la gente habla del Rabobank, un equipo holandés destinado a ser una gran formación ciclista. La tendencia está clara: los grandes equipos sólo pueden estar patrocinados por grandes compañías o instituciones de gran poder financiero. Véase el panorama: Banesto, ONCE, Telekoin, Cofidis, La Française des Jeux, Lotto, Roslotto, US Postal Service... y Rabobank. O sea, instituciones que promocionan algún tipo de lotería, compañías telefónicas o instituciones financieras.Y Rabobank, un banco, es el equipo de Peter Luttenberger, un joven escalador austríaco que el pasado año ganó la Vuelta a Suiza y terminó quinto en el Tour. Es un equipo puesto a disposición de este hombre, que ha decidido pasar toda la temporada en el anonimato. De tanto no ver a Luttenberger en acción, a falta de cualquier referencia, el personal ha empezado a sospechar. No hay más que ver el comportamiento de su equipo: serio, riguroso, se dispone a proteger a su líder.
El Rabobank ha olvidado otro tipo de tácticas, a pesar de ser un equipo holandés. Ha despreciado la primera semana de carrera y se ha dedicado por entero a proteger a su menudo líder, un hombre. que apenas sobrepasa el 1,70 de estatura. Rabobank ha prescindido de acudir al Tour con sprinter y ha optado por un equipo sólido, con todoterrenos como Jonker, Boogerd, Breukkink o Sorensen. Pero sobre todo, tiene un líder. El grito en el pelotón es uno: cuidado con Luttenberger.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de julio de 1997