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CARTAS AL DIRECTOR

Una crítica para las urgencias del Insalud

Soy una vecina de Alcorcón. Por medio de esta carta quiero contar mi experiencia personal respecto al servicio de urgencias del Insalud, 061.El lunes 4 de agosto, alrededor de las diez de la noche, mi hijo se quejaba de un fuerte dolor abdominal y de fiebre. Le llevé al centro de salud por urgencias. Dijeron que tenía faringitis y gases en el estómago. Le recetaron Termalgin y Almax. Eran las dos de la madrugada del día 5, y los dolores se iban incrementando, sobre todo en el lado derecho.

Llamé al 061 y les conté mi caso. Allí había una doctora que ni siquiera se dignó ponerse al teléfono, haciendo de intermediario un hombre que me escuchaba y le contaba seguidamente a ella lo que yo le decía. La respuesta de la doctora fue que todo eso era debido a la garganta y que le diera una aspirina. Me pareció increíble que se pudiese diagnosticar y recetar por teléfono, ya que le dije que estaba sola, sin medios de transporte, y mi marido, de viaje.

Sin esperar más tiempo, me acerqué al hospital Hermanos Laguna, de Alcorcón, donde me atendieron rápidamente, y con toda la profesionalidad, tanto el médico de guardia, el doctor Villa, como el personal presente en esos momentos. Desde aquí les doy las gracias. Después de un análisis de sangre y unas radiografías, pusieron a mi disposición una ambulancia para llevarnos al hospital Clínico de Madrid.

Nuevos análisis y radiografías hicieron pensar en una apendicitis, por lo que se mantuvo varias horas en observación a mi hijo. Finalmente, los doctores decidieron operarle, lo que se llevó a cabo ese mismo día, 5 de agosto, por la tarde. En efecto, se trataba de una apendicitis aguda, pero, al abrir, además había una adenitis mesentérica.

Y yo me pregunto: ¿así funcionan las urgencias del Insalud?; ¿pretendía la doctora, que ni siquiera quiso ponerse al teléfono, curar una apendicitis con una aspirina? La atención al enfermo no se hace con buenas palabras, folletos o pancartas en los centros de salud, sino con la realidad diaria y plena disposición de los agentes de salud.

Por todo ello, al igual que yo, animo a los demás pacientes a denunciar casos como éste, para que urgencias no sea sólo una palabra sino el servicio público que de él se espera.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de agosto de 1997