La cadena privada y de mayor audiencia de Francia, TF-1, ha puesto en la calle a Jacques Pradel, alias "el rey de la lágrima"; al cómico Lagaf, "el príncipe de la risa simiesca", y a Jean-Marc Morandini, "el emperador de la silicona", porque la telebasura ha llegado a su límite. Los otros canales -M-6, France 2, France 3 o Canal + -, menos adictas a la fórmula, pero que también incluían en su parrilla emisiones de entretenimiento de dudoso gusto, han optado a su vez por potenciar programas de contenidos más profundos e interesantes.La TF-1 descubrió con estupor que el éxito que revelaban sus índices de audiencia no le garantizaban un éxito correspondiente en materia de publicidad o de prestigio. En efecto, incluso quienes eran espectadores adictos de los animadores hoy caídos en desgracia sentían vergüenza de sus preferencias. El resultado es que determinados artículos que se asocian al lujo y a un cierto nivel cultural -coches de la gama alta, ordenadores personales, perfumes- dejaron de anunciarse en TF-1, temiendo algunas marcas que la vulgaridad de los programas restase dignidad a sus productos. La TF1 se vio obligada a rebajar el precio de sus espacios publicitarios y a aumentar el número y duración de los mismos, con la consiguiente irritación de unos espectadores que en la televisión pública están acostumbrados a ver los filmes sin cortes dedicados a detergentes.
La retirada de la publicidad de calidad precedió en pocos meses el descenso en los índices de audiencia. De pronto, el Quién sabe dónde francés, el concurso con regalos o las entrevistas escabrosas con travestidos, pederastas, asesinos y violadas perdieron atractivo. La nueva temporada que se abre hoy, 1 de septiembre, convierte en estrella a Michel Field, un filósofo especializado en temas de sociedad, que llega de Canal + a TF-1 para dirigir la tarde-noche del domingo. Un programa de debate ocupará las noches de los sábados, y el resto de la semana se prefieren los informativos y las series de ficción en detrimento de los concursos.
En Canal +, el magazine Nulle part ailleurs, de entrevistas y reportajes breves, tiene un nuevo presentador, Guillaume Durand, que ya ha dicho que dará más importancia a la política y al arte contemporáneo y menos a las entrevistas con gente de la farándula. En la pública France 2, la información y los grandes reportajes recuperan terreno; en France 3, se mantiene la especialidad triunfate, que es la llamada "información de proximidad", y en la privada M-6, los magazines económicos o de sociedad les arrebatan las horas punta a los telefilmes norteamericanos. La nueva orientación del conjunto la ha resumido a la perfección el vicepresidente de TF-1, Étienne Mougeotte, al decir que "hay que darle más sentido a la programación. Se acabó la época de las lentejuelas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de septiembre de 1997