La lectura del extracto del artículo de Newsweek publicado en la sección Revista de Prensa (24 de agosto de 1997) me ha trasladado a 1984 de G. Orwell. No ha sido por la frase sobre los parados viviendo en su ocio dorado ni por la referida al debilitamiento sindical realizado con éxito por la ínclita y nunca bien ponderada Mrs. Thatcher. No. Ha sido en el último párrafo donde me parecía estar escuchando a O'Brien mientras torturaba a Winston Smith en la tercera parte de la novela.Si se trata de centrolar a las masas mediante el miedo, ése es el camino. Qué importan los millones de parados, los jóvenes sometidos a la moderna esclavitud del empleo temporal, los padres y madres de familia haciendo virguerías para llegar a fin de mes... Es necesario dar otra vuelta de tuerca, aumentar la angustia de los asalariados -tan felices y seguros, ellos-, porque se trata de preservar la sagrada macroeconomía y, ante esa misión, la dignidad de los seres humanos no tiene la menor importancia.
Por cierto, ¿al guien podría explicar a una amiga mía las ventajas de la precariedad en el empleo? Tiene un contrato de un año, con el que paga sus gastos y los de la empresa que se lo consiguió. Le comenté que no debía preocuparse si, después, regresa al paro, porque allí estará en el paraíso, según el articulista de Newsweek. Como posee un gran sentido del humor, todavía se está riendo.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de septiembre de 1997