Me resulta bastante desagradable ir a sitios públicos y encontrármelos llenos de guardas jurados: supermercados, bancos, oficinas, estaciones de autobuses y trenes, espectáculos, centros culturales, etcétera.Parece que vivimos en un Estado policial vigilado.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de septiembre de 1997