Sancionar al jefe de unos trabajadores por no saber quién de ellos cometió una falta es una medida "feudal", según ha sentenciado la juez de Valencia Gema Palomar. La resolución narra que la empresa Uniplasa castigó a Rafael Cucarella con una suspensión de empleo y sueldo de 10 días porque en las instalaciones de la fábrica alguno de sus subordinados alimentó a una familia de gatos. La empresa, dedicada a la fabricación de plásticos, tiene prohibido desde 1995, por razones de higiene, dar de comer o beber a cualquier animal doméstico. Pero la presencia de gatos era "frecuente" debido al mal estado de las vallas. Como no se pudo averiguar qué trabajador cometía tal indisciplina, fue sancionado el contramaestre.La sentencia recuerda que en el medievo se castigaba a toda una familia o gremio cuando se desconocía al culpable de un acto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de septiembre de 1997