El Athletic sufrió un auténtico descalabro en Mallorca. Fue el segundo mazazo en cinco días tras su eliminación de la Copa de la UEFA ante el Aston Villa. Pero la derrota en el Luis Sitjar fue todavía más dolorosa por la forma que se registró -Imanol encajó tres goles en media hora- y que puede dejar secuelas irreparables en unas filas rojiblancas que ofrecieron una imagen patética. El Mallorca de Cuper, por contra, sigue dictando cátedra en la Liga con una actuación formidable.
El cabezazo de Campo en el primer minuto dejó al Athletic inmerso en la situación más desfavorable de todas y al Mallorca con medio trecho del camino recorrido. El equipo balear sorprendió a los rojiblancos con una jugada -centro y cabezazo impecable- que figura en el manual de estilo vasco y que sólo se ve en la isla muy de tarde en tarde.
En 60 segundos varió toda la fisonomía del partido. Si los hombres de Luis Fernández habían previsto ceder la iniciativa al rival para jugar la suerte del contragolpe tuvieron que variar sus esquemas sobre la marcha. Por contra, si los mallorquinistas se prepararon para un partido duro, en el que cada metro cuadrado ganado en el campo suponía una verdadera conquista, la ventaja en el marcador les convenció de lo contrario.
El Athletic se plantó con su esquema habitual, con Ríos y Alkorta mandando atrás, Javi González y Guerrero intentando conectar con Urzaiz y Etxebarría. Pero algo no funcionaba. La banda derecha empezó a ser un coladero y Amato -que calza botas blancas- provocaba el pánico en las filas rojiblancas. De pronto, en apenas dos minutos y tras sendos fallos defensivos visitantes, el Mallorca puso un 3-0 en el marcador.
El canario Valerón redondeó la fiesta con un gol de fantasía ante el delirio general.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de noviembre de 1997