, No hay mejor compañía, probablemente, que la de un buen libro. Y cuando la edad, la vista o las circunstancias impiden disfrutar de sus páginas, los buenos aficionados a la literatura sienten cómo les invade una desazón que se asemeja a una suerte de orfandad espiritual. Por todo ello, la concejal de Cultura de Fuenlabrada (164.000 habitantes), Carmen Bonilla, del PSOE, se ha decidido a poner en marcha un programa con el que pretende alegrarles la vida a aquellos que, sin el cálido tacto del papel impreso y encuadernado entre las manos, sienten no ser nadie. El proyecto se denomina Lectura a la carta y entra en funcionamiento durante este mismo mes.
Los destinatarios son esas personas mayores a las que sus cansadas pupilas ya no les responden, pero también los enfermos o los minusválidos a quienes, por el motivo que sea, el placer de la lectura les está materialmente vedado. Cultura les ofrece una asistencia domiciliaria que es, en realidad, asistencia literaria.
Imágenes mágicas
El solicitante elige lectura y, siempre y cuando la obra se encuentre disponible en la red municipal de bibliotecas, un voluntario u objetor de conciencia acude a su casa -en sesiones de mañana o tarde- a regalarle los oídos con las mágicas imágenes que sugieren las palabras. Así, todos los días que sean necesarios, hasta que el lector a domicilio haya apurado la última de las páginas y pronuncie la palabra 'Fin"."La compañía así es mutua: la de la persona y la de las palabras que brotan del libro", explican en la biblioteca Antonio Machado, desde la que se coordina y centraliza todo el proceso. Cultura ha procurado tener el cuidado de elegir un elenco de leyentes con un perfil cómplice para los objetivos de este programa: aficionado a la literatura y, a ser posible, con una voz en la que las historias adquieran la sonoridad misma de la fascinación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de enero de 1998