En octubre de 1996, me encontraba en el American Museum of Natural History de Nueva York en la reunión anual de la Sociedad de Paleontología Vertebrada. Durante todo aquel verano, había oído rumores acerca de un extraordinario fósil chino: un dinosaurio con plumas. Esperaba oír noticias concretas en la reunión. Sin embargo, no me enteré de nada hasta que me topé con Mark Norell, experto en dinosaurios y jefe del departamento de Paleontología Vertebrada del American Museum of Natural History. Por lo general, Norell es una persona imperturbable, la viva imagen de la flema californiana. Pero en esta ocasión estaba extraordinariamente animado y no hacía más que hablar entusiasmado de un académico chino que se había presentado en la conferencia con unas fotografías de un dinosaurio... cubierto de un manto de plumas. Norell exclamó, indicándome el lugar donde estaba el profesor chino formando corrillo a su alrededor: "¡Voy a reservar un billete en el próximo vuelo a Nanjing!".Dos minutos después, entendí a qué venía todo el revuelo. Chen les estaba enseñando una serie de fotografías corrientes en color, como si les estuviera contando sus vacaciones de verano. Eran fotografías de un dinosaurio terópodo -un pequeño carnívoro- en exquisito estado de conservación, junto con lo que parecían contenidos intestinales y un halo de filamentos con plumas alrededor de cabeza, extremidades, tronco y cola.
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El Sinosauropteryx es sólo uno de los espectaculares fósiles descubiertos en la formación de Yixian, unas rocas sedimentarias depositadas en lo que es actualmente la provincia de Liaoning, en el norte de Pekín, en algún momento hacia el final del periodo jurásico o a principios del posterior período cretácico. (Se está debatiendo la estratigrafía y todavía no se ha determinado la antigüedad exacta, pero muy aproximadamente es de 145 millones de años).
Además de muchos invertebrados, en la formación de Yixian se ha descubierto el mamífero primitivo llamado Zhangheotherium (uno de cuyos ejemplares pudo haber sido la última comida de al menos un Sinosauropteryx), y nada menos que 200 ejemplares del ave primitiva Confuciusornis provistos, en muchos casos, de plumas, e incluso de un pico duro. El Confuciusornis es la primera ave que se conoce bien, además del Archaeopteryx, a partir de las calizas litográficas Solnhhofen, del jurásico tardío, que se encuentran en Bavaria, Alemania. En casi 150 años, sólo se han descubierto siete ejemplares de Archaeopteryx.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de enero de 1998