Miércoles 14 de enero. A las puertas del Colegio de Enfermería hacen cola un sinnúmero de enfermeros-as, la mayoría de ellos parados, para inscribirse en un curso de formación al módico precio, esta vez, de 5.000 pesetas. Los otros enfermeros, los que ya tienen un puesto de trabajo -mejor dicho, varios puestos de trabajo-, ni siquiera se dignan pasarse por allí. Al fin y al cabo, los cursos han sido diseñados para sacarles la pasta a un cúmulo de desgraciados, para que obtengan un mísero medio punto que nos dé alas en el escalafón de la bolsa de trabajo.¿Cuánto tiempo va a durar este abuso? ¿Quiénes son los responsables? ¿Qué están haciendo los órganos de representación (sindicatos de enfermería, colegio profesional)? ¿Qué medidas de presión y de solución están tomando en este tema?
Lo único que hacen es sacarnos el dinero para obtener a cambio absolutamente nada; de vez en cuando, algún paño caliente que otro. Nos sentimos engañados en cierta medida, defraudados, sin futuro ni perspectivas; muchos hemos perdido la ilusión con tan sólo 20 años; los que están todavía estudiando la carrera tienen pánico a terminar.
Queremos ejercer nuestra profesión dignamente, no que nos tomen el pelo. Queremos tener un trabajo con las mismas obligaciones y derechos que los demás compañeros, con contratos dignos, con igualdad de oportunidades para acceder a los puestos de trabajo. Sinceramente, creo que estamos en nuestro derecho, reconocido en muchos textos legales, pero al mismo tiempo creemos que lo que decimos es todo un imposible.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de enero de 1998