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CARTAS AL DIRECTOR

Se inauguró el Teatro Real y...

Se inauguró el Real. Lleno de lujo y grandes presupuestos, como grandes presupuestos han de tener los ciudadanos que quieran disfrutar de una ópera, sin contar con que, además de una economía desahogada, sería conveniente ser de la Fundación Amigos de la Ópera o de Juan Cambreleng.Teniendo estas características, es muy posible conseguir entradas hasta casi un 60% de la capacidad del teatro. La mayoría de las entradas restantes son "baratas", que tienen un pequeño inconveniente (de ahí su precio), y es que no tienen buen ángulo o tienen alguna columna en medio, con lo que no se puede ver la representación.

Se oye hablar de muchos miles de millones invertidos en la puesta a punto del Teatro Real, que contrastan con las 40.000 pesetas que ganaban los acomodadores despedidos por coger propinas, que ni siquiera sabían que no estaba permitido. Probablemente, dentro del gremio de acomodadores sea un sueldo espeluznante; aun así, no se puede vivir de él.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Artes Escénicas y Musicales llega a un estado de semiclausura por falta de personal. La Escuela de Tecnología del Espectáculo, a un mes de haber cambiado de sede, tiene que cerrar porque han despedido a su directora, Teresa Valentín, y a profesores. En el teatro de la Zarzuela han despedido a taquilleras y se han puesto a la venta las entradas por teléfono; esta situación ha obligado a contratar empleados por 15 días; por ausencia de porteros, las puertas ha tenido que abrirlas el director adjunto. En el Centro de Documentación Teatral han despedido al responsable y a la mitad de la plantilla. Secretarias, administrativos, telefonistas... todo un rosario de empleados que se han visto privados de su puesto de trabajo por una falta clara de previsión y adoptando medidas a todas luces improvisadas, dado el caos en el INAEM.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de febrero de 1998