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Albright no logra el apoyo de los países árabes para atacar a Irak

Sólo Kuwait, que ha puesto sus Fuerzas Armadas en estado de alerta, apoya el ataque contra Irak. Bahrein, Arabia Saudí, Siria y Egipto, entre otros, se oponen. La Liga Árabe, que reúne a 22 países, se pronunció ayer en contra de la solución de fuerza y exige un plazo de un mes más para resolver la crisis por medios diplomáticos. Rusia, pese al desaire iraquí del lunes, mantiene su política. El ministro de Exteriores ruso, Yevgeni Primakov, aseguró en Moscú que su país vetará en el Consejo de Seguridad toda resolución destinada a permitir una acción militar contra Sadam Husein.

La gira por Oriente Próximo de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, que terminó ayer, no ha logrado sus objetivos. La práctica totalidad de los países árabes, aliados o no de EE UU, han condenado las pulsiones belicistas de Washington y han reclamado un salida negociada. Esto obligó ayer a Albright a matizar sus últimas declaraciones. Se ha pasado del "todas las opciones están abiertas" de la etapa europea de su viaje a "todos [EE UU y árabes] estamos de acuerdo en favorecer la vía diplomática", anunciada ayer en El Cairo.

La secretaria de Estado se entrevistó ayer con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, quien le manifestó: "No es el momento apropiado para una acción militar que lo único que haría es incrementar la tensión en la zona". Ahmed Chalabi, del Congreso Nacional Iraquí (que agrupa a la oposición a Sadam), también es contrario al ataque. Chalabi cree que, si no existe un plan político alternativo a la sustitución de Sadam Husein, toda acción de fuerza es improcedente.

La respuesta más dura ha llegado de Ammán. El príncipe heredero Hassan ha asegurado que, en caso de conflicto, se cerrará el espacio aéreo nacional. "No permitiremos que nuestro espacio sea utilizado por nadie, incluido EEUU (...) La soberanía y la defensa del suelo nacional es una responsablidad de Jordania (...) No aceptaremos que se nos imponga ninguna hegemonía".

Reveses de Albright

Los reveses diplomáticos de Albright tienen, sobre todo, una importancia militar: Arabia Saudí no prestará sus bases para el eventual ataque contra Irak. Fuentes militares estadounidenses restan importancia a este hecho, pues en la zona disponen de cuatro portaaviones (uno de ellos es británico) y la posibilidad de trasladar parte de los aviones a Kuwait.Irak es ahora el centro de una intensa actividad diplomática. Junto a los enviados especiales ruso, Víktor Posuvaliuk, y francés, Bernard Dufourq, está a punto de llegar un tercero en nombre de la Liga Árabe.

El objetivo es lograr que Sadam ceda lo suficiente en la negativa a permitir el libre acceso de los inspectores de la ONU a las llamadas instalaciones presidenciales, y restar argumentos a la opción de fuerza. Bill Richardson, embajador de EE UU ante la ONU, es pesimista: "La vía diplomática está exhausta".

El secretario general de la ONU, Kofi Anan, en un nuevo intento de mediación, habló ayer por teléfono con el viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz. La conversación fue calificada de "constructiva". En Bagdad, el Gobierno de Sadam Husein, en un golpe propagandístico, invitó a congresistas norteamericanos a visitar los palacios, al tiempo que su embajador ante la ONU, Nizar Hamdoom, negaba que su país tuviera capacidad para lanzar un ataque contra Israel.

La diplomacia rusa se mueve estos días entre el frenesí y la impotencia mientras intenta a la desesperada evitar un ataque norteamericano a Irak que podría tener consecuencias muy graves para las relaciones Moscú-Washington.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de febrero de 1998

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