(...) Una cierta autocrítica es saludable en cualquier campo, especialmente en uno tan poderoso, variado y sin normas como es el de los medios de comunicación. Sin embargo, durante el huracán Mónica, el autoexamen se ha transformado en autoflagelación. La libre información es el motor de la democracia. (...) Compete a millones de ciudadanos saber si el presidente ha cometido perjurio. El público no puede olvidar lo que sabe. Los periodistas no pueden decir a sus lectores o telespectadores que no piensen. La disciplina profesional exige un rigor extremo con los hechos y no hacer juicios.Pero no exige el abandono del sentido común o de la curiosidad intelectual, incluso los potencia. (...) En circunstancias ordinarias, este periódico no investiga conductas sexuales ni asuntos muy privados. Pero la experiencia nos ha enseñado que (...) muchos aspectos del carácter y comportamiento son relevantes para conocer la capacidad de una persona para liderar en tiempos de crisis. (...) A veces, en el calor de la competición, el periodismo va demasiado lejos. Pero democracia y periodismo son procesos que se definen en la acción. La crisis de Clinton quizá produzca una nueva y más universal forma de juzgar la vida privada de candidatos y funcionarios. Sería lamentable que la investigación periodística adquiriese mala reputación. Durante las últimas tres décadas ha sido la fuente más seria de los ciudadanos, algunas veces la única.
4 de febrero
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de febrero de 1998