Con cinco o seis y la ayuda de un par de juniors bastó. Las penurias -cinco bajas del calibre de Jofresa, Andreu, Jiménez, Rentzias y Dueñas y la necesidad de romper la negativa dinámica de juego y de resultados- actuaron como revulsivo del comando azulgrana que se merendó al Olimpia Liubliana. Olió a venganza el Palau Blaugrana. El equipo esloveno había sido precisamente el que dejó en evidencia las malas vibraciones azulgrana cuando lo apalizó por 32 puntos de diferencia hace apenas un mes.
Los sobrevivientes a la plaga de lesiones se fajaron y se adaptaron a las necesidades del guión como nunca. Con Djordjevic al timón y De la Fuente como escolta, Esteller actuó de tres, Nicola en el poste bajo y Mustaf de center. La clave estuvo en que el quinteto azulgrana nunca bajó los brazos y en todo momento controló el ritmo del partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de febrero de 1998