Tony Blair hizo ayer una apuesta pública a favor de Bill Clinton en el caso Lewinksy y proclamó que confía en él y que se siente orgulloso de "poder llamarle amigo". Preguntado sobre si no considera importante la "integridad personal" de los políticos, el primer ministro respondió: "Lo importante es que nos centremos en el trabajo que nos han encomendado los electores". A continuación hizo un elogio de la política de Clinton, que identificó con la que él promueve en el Reino Unido.
El jueves por la noche, Clinton le había ofrecido a Blair un guateque como hacía tiempo que no se conocía en la Casa Blanca. El aspecto musical del lazo transatlántico estuvo representado por las actuaciones de Elton John y Stevie Wonder; el económico, por la presencia del millonario Warren Buffett, que acaba de comprar en el mercado de Londres el 20%, de la plata mundial; el dinástico, por la de John F. Kennedy júnior, el príncipe de la familia real estadounidense.
Hollywood no le falló a Bill. En la Casa Blanca estuvieron Steven Spielberg, Tom Hanks, Barbra Streisand y Harrison Ford. Streisand rompió el silencio de Hollywood sobre el escándalo que afecta a Clinton. "Su vida privada no interesa al pueblo norteamericano", dijo. "Le hemos elegido presidente, no Papa". Spielberg añadió: "Ya he enviado un mensaje de aliento al presidente, lo importante ahora es que nos divirtamos, que es a lo que hemos venido a la Casa Blanca".
Blair le dijo en voz alta a Clinton: "Sé que no estoy solo en mi apoyo a tu persona. Sé que el pueblo norteamericano también te apoya". Luego, dirigiéndose a Hillary Clinton, la comparó con la princesa Diana.
Después de que Stevie Wonder le hubiera cantado a la señora Blair una canción titulada Cherie Amour, champaña y baile cerraron la velada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de febrero de 1998