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El Jeu de Paume propone una "rehabilitación" del escultor Arman

El Jeu de Paume de París propone hasta el 12 de abril "una rehabilitación" del escultor Arman, según propósito explícito de Daniel Abadie, director de la famosa galería nacional. Se trata de una antológica de uno de los padres del nuevo realismo, Armand Fernández, hijo de españoles, nacido en Niza en 1928, reconvertido en Arman por un error tipográfico y liberado de la pintura gracias a un consejo de Yves Klein: "Eres uno de los dos mil buenos pintores que viven en París".Para ser distinto, Arman empezó a acumular objetos. Primero con rabia, estrellándolos, aserrándolos, quemándolos; luego pasó a sumergirlos en resina o en hormigón; por fin, pasa a coleccionar cucharas, bolígrafos, violines, lavadoras, lamparillas o carritos de supermercado, que, en un delirio consumista, se derraman en cascada sobre la cabeza del visitante.

En 1959, Arman, junto con Klein, Tinguely, Martial Raysse Hain y Spoerri, había cortado con la abstracción dominante para proponer un realismo del siglo XX, "tecnológico, industrial, publicitario y urbano", sensible a un paisaje "invadido por la producción masiva".

Hoy, la cota de Arman, sobre todo su obra de los años sesenta y setenta, sigue siendo muy buena, pero el Jeu de Paume quiere también mejorar su imagen -y cotización, es obvio- posterior, degradada por el hecho de haber aceptado la producción en serie de sus objetos. Convertido en fabricante consciente de objetos para arqueólogos, los casi cuarenta años de trabajo que presenta el Jeu de Paume son de una extraña coherencia con la evolución misma del arte contemporáneo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de febrero de 1998