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Teoria y realidad

Si un preso se quiere suicidar, nadie ni nada puede evitarlo. Al absolver a María Francisca por considerar que pasó droga a su hermano "por estado de necesidad" (para que no se suicidase), el Supremo antepone la cruda realidad a la teoría no delictiva de que hubiese bastado con avisar a los funcionarios del propósito suicida. La alta tasa de suicidios que flagela las cárceles revela el abismo que media entre la solidez de la praxis y la fragilidad de la teoría.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de febrero de 1998