Ha sido la primera ejecución por inyección letal en la historia de Guatemala, donde en 1996 una ley dejó caduco el fusilamiento. El campesino Manuel Martínez, de 33 años, se convertió ayer en el primer convicto guatemalteco en morir por inyección letal. Martínez, condenado por el asesinato en 1995 de siete miembros de una misma familia, con la que estaba emparentado y con quienes mantenía una disputa por una pequeña parcela de tierra, se había casado la víspera de su ejecución. Por otra parte, el pasado lunes fue ejecutado en Texas Steven Renfro, de 40 años. Otro reo, Tony Mackall, de 33, retrasado mental, iba a morir con inyección letal en Virginia la pasada madrugada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de febrero de 1998