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CARTAS AL DIRECTOR

Gracias, señor Bassi

La noche del pasado día 29 de enero, poco antes de que se abrieran las puertas del teatro Alfil para ver la sorprendente y magnífica obra de Leo Bassi Instintos ocultos, un grupo de cuatro personas, capitaneadas por una señora bastante desagradable, logró colarse y pasar delante de las 170 personas que esperábamos para poder entrar.Al comentarles que debían ponerse en la fila, la misma mujer nos replicó: "Yo tengo derecho a estar aquí. ¿Es que no sabéis quién soy yo?". La verdad es que no lo sabíamos y seguimos sin tener interés en saberlo.

Fue una pena no haber visto el espectáculo con anterioridad a dicho incidente, porque hubiéramos podido dar rienda suelta a nuestros instintos ocultos armados con sendas sandías.

En cuanto Leo Bassi apareció en el teatro se nos olvidó el mal sabor de boca con el que nos habíamos acomodado antes de comenzar la función.

Por todo, gracias, señor Bassi, fue un auténtico placer contar con usted y con sus extraordinarios instintos ocultos.- y Ana María Martín C.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de febrero de 1998