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Crítica:CINE

Desvío al limbo

Consumidos por ahora los nudos de víboras de la historia reciente de EE UU y a la espera de que llegue la hora de tirar de la cremallera de la bragueta de Clinton o de otro asunto de gran calibre oculto en calzoncillos y ficheros de Washington, Oliver Stone da un paseo en forma de Giro al Infierno y se toma, ciertamente a resguardo del fuego eterno, un respiro de estética negra bien lograda pero, por debajo de la bronca, un poco finolis, en espera de poder ponerse a desvelar, cuando ya esté desvelado, otro Watergate desprevenido.Nos atiborra e incluso nos empacha Stone con una excesiva ración de pim-pam-pum con toques de ensalada de tortas en un thriller de los llamados de autor y escorado a la moderna, que tiene cosas vivas e interesantes, pero que en conjunto no cuela. Y nos abruman de nuevo las notabilísimas, a veces magistrales, dotes de este formidable equilibrista del montaje, de forma que su mayor mérito radica en que consigue hacemos digerir sus virguerías, a veces estupendas pero otras no, en un giro al Infierno que a veces tiene algo de viraje al Limbo.

Giro al infierno

Direción: Oliver Stone. EE UU, 1997. Intérpretes: Sean Penn, Nick Nolte, Jennifer López, Powers Boothe, Billy Bob Thornton. Estreno en Madrid: cines Gran Vía, Albufera, Colombia, Acteón, Cristal, Cité.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de febrero de 1998