La inversión industrial francesa triplicará en 1998 el volumen previsto pocos meses atrás. Esa es la estimación del INSEE (Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos), que el pasado mes de octubre auguraba un aumento mucho más moderado, del orden del 3%, acorde con una lenta salida del bajo tono de 1997, año en el que la inversión industrial sólo creció un 1%.
Las cifras suministradas por el INSEE sorprenden por su optimismo y porque desmienten los cálculos sombríos de la patronal, que estimaba que la suma de la crisis asiática y la aplicación de la semana laboral de 35 horas iba a desanimar a los empresarios.
"Se dan todas las condiciones macro-económicas favorables al crecimiento: baja inflación, estabilización de la deuda pública, de los tipos de interés y de cambio", explica el ministro de Hacienda Dominique Strauss-Kahn.
Lo que aún no se sabe es si la buena disposición inversora dará prioridad al aumento de la capacidad productiva o si tendrá como único objetivo la modernización de material obsoleto, sobre todo el informático. Según sea una u otra opción la privilegiada, la creación de empleo recibirá más o menos impulso. La inversión industrial representa el 30% de la inversión productiva total francesa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de febrero de 1998