Como contribución seria a un debate siempre interesante, es de agradecer el artículo de Josep Ferrer sobre la enseñanza universitaria publicado recientemente en EL PAÍS (10 de febrero). No obstante, es dificil compartir por completo su concepción de la Universidad. Que se potencien "líneas de investigación" y equipos de trabajo parece razonable, pero no creo que eso justifique alusiones más o menos despectivas a las cátedras ni actitudes de recelo hacia las "élites dirigentes profesionales", entre otras razones porque la ciencia no nace por generación espontánea, sino por el impulso de personas de carne y hueso con suficiente valía, lo mismo que los becarios y ayudantes tan sólo pueden formarse y avanzar en el conocimiento bajo la dirección de un experto.Por otra parte, no acabo de entender su desconsideración hacia lo que ha dado en llamarse, un tanto despreciativamente, "trashumancia" o "peregrinaje" del profesorado, puesto que ello ha supuesto no sólo un gran esfuerzo personal para los profesores afectados, que es lo de menos, sino también un enriquecimiento notable para las universidades de acogida, en cuanto que ha permitido su desarrollo, la salida a flote del
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personal de la casa y, en definitiva, el enganche de la institución con el mundo de la investigación y la docencia en el área respectiva.- Catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Oviedo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de febrero de 1998