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La pesadilla del verdugo

Los dos recuerdan bien a sus verdugos. "Pedro Espinosa [encarcelado por el asesinato de Orlando Letelier] trataba de dar la impresión de que no estaba de acuerdo con las torturas, pero él las dirigía", asegura Eric Zot. Luis Peebles menciona al coronel Krassnoff y a Fernando Laureani, "dos hombres fríos y brutales". Se topó de nuevo con ellos en 1992, durante un careo por la desaparición del ciudadano francés Alfonso Chafrau. Ambos parecían portar la pesadilla en su interior. "No descarto", apunta Zot, "que cuando Pinochet deje el mando del Ejército [el 11 de marzo] muchos de ellos se liberen del miedo y tengan ganas de hablar, de confesarse. Por eso es importante que existan cauces legales abiertos, porque el poder judicial es una parte del Estado, no un diario al que se hacen declaraciones".El juez chileno Juan Guzmán, que aceptó la querella criminal del partido comunista contra Pinochet, ha decidido tomar declaración al general retirado Manuel Contreras, tras la publicación de parte de su recurso ante la Corte Suprema de Chile. En él, Contreras se declara un mero "delegado" de Pinochet, el jefe supremo de la DINA, y con quien trataba a diario los asuntos relacionados con este órgano de represión, según informa Manuel Délano.

Peebles tendrá ahora que regresar a Chile. Él es el primer declarante en el sumario español que debe volver a Santiago. ¿Miedo? "Nosotros fuimos condenados a muerte. Vimos morir a decenas de compañeros y amigos; vimos cómo violaron a mujeres. Fuimos al extremo límite de la humillación. Nuestras vidas fueron desestructuradas...". Pero hoy no se siente solo. Ciento cincuenta amigos y compañeros de trabajo hicieron una colecta para pagarle el pasaje a España. "Allí hay mucha gente que quiere que se sepa la verdad"

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 1998