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Tribuna:

Lógica

No hay más internacionalismo que el del libre movimiento de hooligans allá donde se encuentre un estadio de fútbol, o de capital mediante la especulación en bolsa. Según la misma lógica, venderle a Turquía armas para que machaque sigilosamente a los kurdos no es injerencia; injerencia es querer juzgar a Pinochet por aquellos que nos afectan de entre los crímenes que cometió. Es, por tanto, lógico que al señor Almunia le parezca que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional -que desde el 12 de enero de 1994 no ha disparado un solo tiro- ejerce una reprobable violencia ilegítima en México. Paralelamente, puede creer -es lógico- que el benemérito Gobierno mexicano ejerce una legítima violencia al no hacer nada para impedir que los indígenas de Chiapas sigan sumidos en la explotación ni para castigar a fondo a los paramilitares y sus instigadores por una masacre como la de Acteal o por el continuo hostigamiento a los campesinos.Entre el revolucionarismo de salón que tanto detestan Zedillo y Almunia, que existe y que es más pintoresco que efectivo, y la solidaridad por la que muchos ponen su vida y sus aspiraciones al servicio de unas cuantas causas nobles que quedan por el mundo hay tanta diferencia como la que existe entre el socialismo (o la socialdemocracia, que una ya no es utópica) y esta burocracia tardona vagamente populista que se vende con etiqueta de partido. ¿Hay que ser cura o monja para que a uno le den tratamiento y respeto como solidario? De paso, les recuerdo que este domingo hay manifestaciones en diversos puntos de España por el Día Internacional de la Mujer, dedicado a protestar por la abominable situación de la mujer en Afganistán. Vayamos: aunque ello suponga una intolerable injerencia en los asuntos internos de los talibanes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de marzo de 1998