Mientras los altos mandos militares rendían cuentas ayer ante el Congreso en sesión secreta por los constantes descalabros en su lucha contra la guerrilla, los familiares de los 61 soldados rehenes de los guerrilleros como resultado de los dos últimos desastres militares vivieron el día entre la angustia y la alegría. Los insurgentes aprovecharon el que la jerarquía militar daba explicaciones al poder civil para apuntarse otro tanto y facilitar a las madres de los soldados detenidos en la base de comunicaciones de Patascoy las primeras pruebas de que sus hijos están vivos.Para los familiares del último desastre, ocurrido hace menos de 20 días en la selva del Caguán, cuando la guerrilla prácticamente acabó con una brigada profesional antiguerrilla -el saldo oficial es de 62 muertos y 43 rehenes-, la pesadilla apenas ha comenzado.
Los sobres con cartas y con dos fotos -una de civil y otra de uniforme militar- de cada uno de los rehenes fueron entregadas en la mañana de ayer en la sede de la cadena de radio RCN. En sobre aparte, las FARC enviaron una carta al director de noticias de la emisora, Juan Gossain, con varias condiciones para la liberación: la despenalización de los contactos de la población civil con la insurgencia y la realización de un gran diálogo previo a la entrega de los rehenes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de marzo de 1998