El domingo 15 de los corrientes visité Aula 98, VI Salón del Estudiante y de la Oferta Educativa, en el recinto ferial Juan Carlos I de Madrid. Tras recorrer los diferentes pabellones con curiosidad e interés, en particular los del Ministerio de Educación y Cultura, cuál no sería mi sorpresa y desánimo al ver que, entre las diferentes ofertas educativas que este ministerio ponía en conocimiento de los visitantes, no aparecían las escuelas oficiales de idiomas, pero sí se dió cabida en este salón a universidades, escuelas y academias privadas que se dedican a la enseñanza de idiomas.Soy una profesora de una escuela oficial, amo mi trabajo y creo que estoy desempeñando una labor muy digna y de gran utilidad para la comunidad, y el hecho de que el ministerio ignore de la forma más absoluta las escuelas que él mismo ha creado y subvenciona, resta empuje e ilusión a mi labor como docente, sentimientos compartidos por mis compañeros y compañeras. No soy una voz aislada, por ello le ruego encarecidamente que publique esta carta-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de marzo de 1998