"Lisboa es entrañable, nostálgica, profunda y, sobre todo, variada y humana", dijo ayer el periodista José Antonio Gurriarán en la presentación de Lisboa, una ciudad inolvidable (Ediciones Límite Visual), más que un libro de viajes al uso, una "guía de caminantes" para adentrarse en la cultura profunda de la ciudad. La guía, huyendo del esquema del libro de gran reportaje -que nace circunstancial y se fragua en meses- es el resultado de la Lisboa pateada y vivida por Gurriarán durante sus 8 años de corresponsal de TVE. Y desde antes, cuando Portugal, como recordó en la presentación Luis Carandell, era un país aislado de España por "el telón de corcho", la potente imagen ideada por el periodista Eduardo Barrenechea que aludía a la tapia de alcornocales que trazaba la raya de Portugal y servía de metáfora del aislamiento mutuo con España. Lisboa, una ciudad inolvidable es el daguerrotipo de una ciudad "con un sentimiento trágico de la alegría que es el fado", dijo Gurriarán, quien no comparte la cita de Antonio Tabucchi que ha hecho fortuna: "Lisboa ofrece una notable variedad de alternativas para un noble suicidio". "Pues a mi", comentó Gurriarán, "contemplarla desde sus miradores me estimula a vivir". A la presentación, moderada por Jesús Quintero en la Fundación El Monte, asistieron los consejeros de Presidencia, Gaspar Zarrías, de Asuntos Sociales, Pérez Saldaña y el cónsul de Portugal en Sevilla, entre otras personas de la vida política y cultural.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de mayo de 1998