El director general de la Policía, Juan Cotino, se levantó ayer con afán investigador. A las 9.01, al minuto de estrenarse el nuevo servicio de denuncia telefónica, llamó a un escolta de confianza y le pidió un favor: que marcase el 902 102 112 y comunicase el robo de su cartera. Hecho.El escolta, una vez efectuada la llamada, se dirigió a la comisaría de Chamberí para ratificar la denuncia. Y aquí llegó la sorpresa. La denuncia, en contra de la inmediatez prometida por los arquitectos del sistema, no aparecía en el ordenador policial. Cotino, al tanto de la tardanza desde su despacho, empezó a tamborilear con los dedos, hasta que, tras más de media hora de espera, la buscada denuncia se materializó en la pantalla policial. Con la lección aprendida, Cotino, siempre meticuloso, se encaminó a la plaza Mayor para participar en la presentación oficial del nuevo sistema. Y allí mismo convocó por sorpresa a los mandos policiales para una reunión de urgencia: a las 12.30 en la Brigada Provincial de Policía Judicial. Cotino, según fuentes policiales, les puso firmes y les recordó que el sistema había nacido para evitar dilaciones a los ciudadanos, no para crearlas. Nadie rechistó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de mayo de 1998