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Los colegios navarros inician un plan contra el consumo de alcohol

La ingestión de alcohol entre los más jóvenes, y sobre todo sus fatídicas consecuencias al volante, exigen una educación previa. Por ello, con el lema Prueba tu libertad, el Gobierno de Navarra ha iniciado el reparto de 12.000 alcoholímetros a centros educativos, escuelas de padres, asociaciones juveniles, ayuntamientos y organismos que trabajan en la educación para prevenir los riesgos derivados del abuso de la bebida.El objetivo del novedoso programa, que se prolongará hasta el verano, es experimentar en un contexto de aprendizaje educativo las consecuencias de la excesiva ingestión de alcohol en la conducción de vehículos a motor.

El reparto de los alcoholímetros es totalmente gratuito, aunque el coste de cada unidad es de unas 100 pesetas y supondrá un gasto moderado de apenas dos millones de pesetas para la Administración foral, que tiene una previsión muy alta de respuesta. Según los estudios estadísticos realizados, siete de cada 10 jóvenes navarros beben alcohol todos los fines de semana, y un 12,6% de los que superan los 17 años beben más de lo tolerable para una correcta conducción.

Debidamente pertrechados con la bolsa del alcoholímetro y el tubo reactivo que contiene la prueba, profesores, educadores, padres o monitores tendrán que escenificar una ingestión moderada pero real de alcohol entre los grupos de jóvenes que realicen el programa para, a continuación, hacer la prueba con el etilómetro.

Estándar europeo

La prueba consiste en soplar en la bolsa, colocar el tubo con el reactivo en la cánula y desinflar el alcoholímetro para que el aire pase por el tubo de prueba. Si pasados unos minutos el reactivo sigue siendo de color amarillo, es señal de la ausencia de alcohol. Si se pone verde, es que se ha bebido demasiado. El tubo tiene una marca central que permite comprobar si se ha rebasado el nivel estándar europeo de 0,5 gramos por litro de sangre.Muchos jóvenes constatarán así que unas pocas cervezas, unos vinos o unos combinados, cantidades asumidas socialmente como escasas, pueden llevarles, por el contrario, a dar positivo con el alcoholímetro, y serán entonces conscientes de que en esa situación no se debe conducir por el riesgo real de padecer accidentes. La experiencia no se les olvidará, y si lo desean, podrán repetir el soplo un tiempo después con otro alcoholímetro para comprobar los beneficios de esperar un buen rato antes de coger el coche.

Eso es precisamente lo que desea Fermín Castiella, responsable del Plan de Drogodependencias de Navarra. «El significado del reparto controlado de los alcoholímetros es hacer conscientes a miles de jóvenes, en ambientes educativos, familiares o de ocio, de que infringen las normas si beben en exceso y conducen después y de que es muy peligroso para ellos hacerlo», indica Castiella.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de mayo de 1998