La sangre no ha dejado de correr desde la muerte de Marian Klepka, asesinado el pasado 22 de febrero de un tiro en la cara. Los tres detenidos por el caso, a los que la policía atribuyó en principio el papel de acólitos de Klepka, quedaron en libertad una vez que pasaron a disposición judicial. Entre ellos se encontraba Grzegorz K., alias Kwinto, de 23 años. El pasado domingo, al poco de salir de los calabozos, volvió a Aluche. Allí, muy cerca del mercadillo de polacos, le buscó la muerte.Mientras apaleaba con otros compinches a un inmigrante libio, recibió una cuchillada en el omóplato. Los autores de este crimen no han sido detenidos. Para unas fuentes policiales eran amigos del inmigrante golpeado; para otras, compañeros de Klep-ka en busca de venganza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de mayo de 1998