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Joan Guasch es un padre con problemas en la obra "Papá, caca"

En la mitad de la noche, un padre se despierta para cambiar los pañales a su bebé. Mientras lo asea, reflexiona en voz alta sobre los problemas que se derivan del cuidado de un hijo. Poco a poco, su discurso se va dispersando. En un recorrido sin rumbo fijo, su disertación se detendrá por las cuestiones más variadas, desde el funcionamiento del Inem a la programación televisiva. El papá parlanchín es Joan Guasch, intérprete del montaje cómico Papá, caca, el nuevo espectáculo del Teatre de l"Eixample. La pieza es un monólogo escrito especialmente para Guasch por Rafael Casellas, que se basó en anécdotas del propio actor para armar el texto, y ha sido dirigido por Marta Carbonell. "Todo lo que cuento en la obra es verdad. Reúno noticias del periódico con hechos que he vivido yo mismo, y voy introduciendo cambios en función de la actualidad", dice Guasch, que asegura divertirse mucho con su trabajo en solitario. "En realidad, no es estrictamente un monólogo, porque de los 90 minutos que dura el espectáculo, más de media hora me la paso hablando con el público", explica el actor. La escena descrita en la obra está ubicada en la que se supone es la habitación del bebé, una niña. Durante el espectáculo, la criatura combina sus ratos de sueño con el reclamo de la atención de su padre. Habitualmente, el bebé es un muñeco. Pero los domingos, día en que la función se celebra por la tarde y no por la noche como el resto de la semana, Guasch saca a escena a su propia hija, de nueve meses. "Se lo pasa pipa en la obra, pero me distrae la atención del público porque todos la miran a ella", dice el actor.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de mayo de 1998