Fernando Delgado, recurriendo a los procedimientos epistolares, propios de la novela del siglo XVIII, publica una novela, Escrito por Luzbel (Planeta), que es una reflexión sobre el mal.Rodeado de amigos escritores de todas las edades y maneras, desde Solita Salinas, la hija de Pedro Salinas, quien leyó unas aleluyas dedicadas a Delgado, hasta Benjamín Prado o Juan Manuel de Prada, pasando por Manuel de Lope o Emilio Lledó, Fernando Delgado leyó ayer en Madrid, durante la presentación, unos fragmentos de su novela, un relato histórico en el que muestra un enredo de papeles y legajos, curas y diablos, y en el que, sin abandonarlo del todo, ha trabajado desde 1981.
Francisco Nieva destaca «su puesta en escena, un escenario secundado por una prosa exquisita», mientras que a Ángeles Caso no le ha sorprendido la erudición en temas eclesiales que derrocha el autor, pero sí «la gran ironía de su inteligencia o la gran inteligencia de su ironía»; y es que ha escrito «una novela muy inteligente».
Juan Cruz se refirió a lo pictórico de su escritura, a cómo, en este relato, se ven los colores, y eso en una historia como ésta, llena de clérigos y luzbeles, que no deja de ser una historia muy laica».
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de mayo de 1998