Lo acarició, pero acabó resbalándosele de las manos. A trompicones, Pigat había mantenido sus opciones hasta el final, pero se hundió en el último suspiro. Álvaro (Faura, 24 años) se proclamó ayer campeón del Individual de escala i corda tras imponerse a Pigat (Genovés, 34) en la final del torneo (60-55). Sudoroso y exhausto, el aspecto de Pigat contrastaba con el rostro limpio de Álvaro al final de la partida. El de Genovés mantuvo la compostura a duras penas. A ratos, parecía un alma en pena. Pero la apariencia de Pigat era engañosa. Su pegada no perdió solidez; mantuvo sus opciones frescas ante la desesperación de Álvaro, que tuvo que escarbar en su repertorio para conseguir el título más importante de su carrera. "Se lo dedico a mi mujer, que llevamos un año casados", afirmó Álvaro tras la partida. Pigat, desolado, agradeció las muestras de apoyo del público: "Los trofeos se llenan de polvo en casa, mientras que el cariño de la gente siempre se recuerda". Unos 1.000 espectadores presenciaron la partida en el trinquete de Sagunto. La partida, que se resolvió en el último juego, estuvo marcada por las constantes alternativas en el marcador. Fue lo mejor: la incertidumbre. Tanto Álvaro como Pigat cometieron numerosos errores. Ni uno ni otro tienen la calidad de los últimos grandes, llámense Genovés o Sarasol. Álvaro disputó ayer su segunda final. El joven jugador de Faura, que está llamado a ser el sucesor de Sarasol, se resarció de la derrota sufrida en 1995 ante Genovés. Álvaro tiene pegada y una anticipación encomiable, pero es un punto precipitoso e irregular. Ayer partía como favorito y, aunque con más dificultades de las previstas, cumplió los pronósticos. Pigat, por su parte, desaprovechó una ocasión inmejorable. A sus 34 años, tenía la oportunidad de poner el lazo a su palmarés con el título más prestigioso. En una final poco brillante, Pigat se quedó sin título pero con el afecto de la afición.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de junio de 1998