Quisiera aprovechar la oportunidad que ofrece su periódico para denunciar públicamente el robo manifiesto que supone la adquisición del permiso de conducir. Dándose bien las cosas, la cifra no baja de unas 100.000 pesetas, lo que supone un sacrificio para una familia de clase media, ya que, hoy día, tener el carné de conducir es una necesidad, no un capricho.A eso hay que unir la patente de corso que tienen la mayoría de los examinadores. Siempre están de mal humor, te suspenden, no por cosas importantes sino por tonterías y sin darte el derecho a réplica, porque si protestas ¡adiós carné de conducir!
Las autoridades competentes deberían hacer una investigación al tándem autoescuelas-examinadores y arreglar este asunto tomando como ejemplo otros países europeos, como Francia o Suiza, en los que se puede aprender a conducir con otra persona que ya tenga carné, sin necesidad de pagar esos dinerales a las autoescuelas, a la vez que tener unos buenos profesionales para examinar con rigor y justicia. Y encima tienen menos accidentes.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de julio de 1998