Más que en ningún otro Celta-Deportivo, durante la semana previa al derby se discutió quién es el auténtico representante del fútbol gallego. Los deportivistas Scaloni y Mauro Silva reclamaron para su equipo la categoría de clásico, e incluso relegaron a los de Vigo a la de tercer equipo, por detrás del Compostela. Exageraciones al margen, el Celta podría atribuirse el título por tradición y el Depor por historias recientes.La explosión del equipo que abanderó Bebeto, estuvo precedida por una travesía del desierto: dos largas décadas en las que en Riazor no se vio fútbol de Primera División. Tampoco fueron años gloriosos para el Celta los setenta y los ochenta, cuando se ganó el apelativo de equipo ascensor, excepción hecha de la primera etapa de Maguregui, en la que llegó a estar muy cerca de la UEFA. Ahora las cosas parecen estar mucho más igualadas.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de agosto de 1998