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El desgarrado adiós a Ana Li

La madre de la niña calcinada en un incendio deposita claveles y golosinas en su tumba

El cadáver de Ana Li, la niña de tres años que murió calcinada el lunes 24 de agosto en un incendio ocurrido en la calle de Mesón de Paredes (Lavapiés), recibió ayer sepultura en el cementerio de Carabanchel. La madre, de 33 años, sufrió varias crisis nerviosas durante el sepelio. La inhumación se retrasó cerca de una hora porque la madre se dirigió al cementerio, en vez de acudir al tanatorio Sur, donde se encontraba el cadáver de la hija y allí esperaban la autorización de la progenitora para precintar el féretro.La madre, que portaba un ramo de claveles, depositó en la tumba de su hija una bolsa con caramelos y golosinas para cumplir con la tradición china consistente en depositar los alimentos que más gustaron a los difuntos. En el sepelio estuvo acompañada por tres compatriotas chinos. El padre, en prisión por orden judicial, no se enteró de la fecha del sepelio y no pudo solicitar el permiso para acudir al mismo. El otro hijo de la familia, Angueg, de dos años, permanece grave en la sala de reanimación de La Paz.

El Defensor del Menor, Javier Urra, presente en el entierro, reclamó a las instituciones que tomen medidas para ayudar a la colonia china en Madrid: "Como ofrecer alquileres bajos que impidan hacinamientos como en el que vivía esta gente".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de septiembre de 1998