Chiapas sufre una catástrofe natural casi comparable al terremoto que en 1985 devastó varias zonas de México. Recuperar lo perdido llevará meses o quizá años. Las inundaciones sufridas por el empobrecido Estado mexicano del sur son las peores en medio siglo. Los daños son muy severos: más de 100 muertos, más de 500 desaparecidos, un total de 400.000 personas aisladas, 1.200.000 afectadas y pueblos enteros semidestruidos por las riadas de lodo y piedras.
Las dificultades para hacer llegar las ayudas a quienes las reclaman, cercados por el agua y el barro en Sierra Madre o en los valles, son grandes y a veces insalvables."El problema de abasto es monumental", admitió el presidente, Ernesto Zedillo, quien viajó a las zonas más castigadas y se mostró partidario de que el Instituto Estatal Electoral analice la posibilidad de suspender las elecciones municipales del 4 de octubre. Los desbordamientos y salidas de madre provocados por la intensidad de las lluvias tumbaron puentes y carreteras, cortaron vías de ferrocarril, malograron cosechas y regadíos. Los equipos de rescate terrestres no alcanzan a buena parte de las poblaciones en apuros porque no hay por dónde llegar.
Las autoridades han dispuesto una movilización nacional para aportar medicinas, mantas, pañales o alimentos a las familias sin techo donde guarecerse, asediadas por enfermedades infecciosas como el dengue, la conjuntivitis, afecciones de la piel o dolencias gastrointestinales. "Le pido en el nombre de Dios que nos ayude. Nos están robando lo que el agua nos dejó", imploró un campesino a Zedillo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de septiembre de 1998