Estupor, cuanto menos, es lo que sentí al leer el editorial del pasado día 10 sobre el llamado caso Marey que lleva por título Indulto. Algunos de sus contenidos resultan un calco de los empleados por una organización tristemente conocida a propósito de la violencia. Por otra parte se argumenta utilizando desafortunadamente el vocablo conspiración, y nos arroja de nuevo a las tinieblas del españolismo franquista. El referido editorial presenta algunas joyas que recojo y comento brevemente: "Se equivoca quien crea que el ingreso en prisión de los condenados (...) cierra el asunto. Puede convertirse en un conflicto institucional de primera magnitud. Y esta no es una cuestión judicial, sino política. Las reacciones más pasionales en las filas del PSOE tiene un potencial devastador". ¿Se está advirtiendo o tal vez amenazando? ¿Les suena a ustedes lo de cuestión política como única referencia a la hora de enjuiciarse crímenes o graves actuaciones delictivas? Añadía el editorial: "(...) como tampoco la conspiración político-mediática que consiguió resucitar judicialmente el caso GAL una década después para orientarlo justamente hacia el desenlace de estos días". Por lo tanto la justicia española no es neutral y la conspiración consigue mediáticamente la obtención de sentencias injustas. Tremenda conclusión, ¿no es cierto? Pero miremos en positivo. Cierta progresía periodística española ha mejorado sin duda. Ha superado en poco más de veinte años aquello de la conspiración judeo-masónica por la citada de conspiración político-mediática. Todo en récord.-
Demos una oportunidad a la paz
Estoy visitando estos días San Sebastián para asistir al Festival de Cine, como hago desde hace varios años, y he podido palpar en la calle la sensación de tranquilidad que se ha originado con el simple anuncio de la tregua de ETA y la enorme esperanza que ha creado en la sociedad vasca. La gente de este hermoso país, como la del resto de España, se merece la paz después de tantos años de violencia sin sentido y anhela que esta vez pueda conseguirse. Y noto que está dispuesta a perdonar a quienes provocaron dolor y muerte. Sería imperdonable que esta oportunidad se frustrara por la inercia criminal de unos o por la falta de visión de quienes deben preocuparse sobre todo de los intereses generales. Como cantaba el desaparecido John Lennon, demos entre todos una oportunidad a la paz.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de septiembre de 1998