El presidente del Tribunal Constitucional, Álvaro Rodríguez Bereijo, denunció ayer el incumplimiento por las fuerzas parlamentarias del plazo para que el Senado proceda a renovar a cuatro magistrados del alto tribunal, y reclamó "generosidad y altura de miras" para evitar una mayor demora. Bereijo presidió la toma de posesión del nuevo magistrado, Pablo Cachón.
El Constitucional lleva siete meses pendiente de renovación, por lo que su presidente destacó la necesidad de que una institución "tan delicada y frágil, sobre la que depende y descansa la defensa jurisdiccional de la Constitución, sea cuidada por encima de todo como un problema de Estado" y se mostró partidario de "retocar" la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional para paliar los problemas de la renovación de plazas.
Además de a Rodríguez Bereijo, el Senado debe renovar al vicepresidente, José Gabaldón, y a los magistrados Fernando García-Mon y Vicente Gimeno Sendra. Tras el acto de toma de posesión, la ministra de Justicia, Margarita Mariscal, calificó de "lógico" el "llamamiento" de Rodríguez Bereijo para esta renovación. Al portavoz del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Benigno Varela, le pareció "bien y acertado" el discurso.
Durante su intervención, el presidente del Constitucional resaltó que el tribunal "está inerme e indefenso" ante esta situación, "especialmente dañosa y perjudicial".
Tras el acto, a preguntas de los periodistas sobre la tesis de algún jurista que ha escrito que Bereijo preside "ilegalmente" el Constitucional por no estar prevista su prórroga, el afectado negó esa posibilidad y explicó que esta situación no es nueva y existe un precedente.
Anoche, en la clausura de unas jornadas sobre Sociedad, Información y Constitución, Bereijo declaró que no cree "necesario ni conveniente" reformar la Carta Magna, si bien matizó que es "legítimo que los partidos nacionalistas defiendan y propugnen su propia concepción del Estado".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de octubre de 1998