El centro cultural Koldo Mitxelena inaugura hoy una muestra con la que quiere difundir la vertiente artística menos conocida del pintor donostiarra Carlos Sanz. La exposición recoge una selección de trabajos realizados con las técnicas del collage y el fotomontaje, obras desconocidas hasta la fecha que reflejan la ironía y el espíritu crítico de este artista, muerto en 1987 con 43 años. La exposición reúne casi 90 obras de temática muy diversa. Se desprende de ellas su preocupación por el subconsciente, la sexualidad, la religión y la Iglesia. Hay constantes alusiones a ángeles que se asoman a través de motivos de la vida cotidiana. Sanz abunda en la injusticia social y en la política desde un perfil erudito. "Carlos", dijo ayer la comisaria de la exposición, Maya Aguiriano, "era una persona muy culta, con mucha lectura. En sus trabajos se observa un trasfondo valleinclanesco, un poco absurdo, como herencia española del expresionismo". Sanz hizo su primera incursión en el collage en 1963, cuando inició sus estudios de Derecho. Entonces relegó la pintura, pero se negó a dejar por completo sus inquitudes artísticas. Sus primeros collages tienen mucho de abstracción. "En lugar de pegar", observó ayer Aguiriano, "arruga y amontona papeles, en línea con su pintura". Luego se decantó por el fotocollage.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de octubre de 1998