Las residencias universitarias son un invento moderno. En unas, los alumnos se hacen cargo de una completa programación cultural, mientras que otras ofrecen sólo apartamentos. Se diferencian esencialmente de los colegios mayores en que no someten a los alumnos a ningún control, ni de horario, ni de visitas, ni de participación en actividades.Hay varias decenas de residencias en España. Suelen estar situadas en el campus o cerca de él. La mayoría son mixtas, no llevan ni diez años funcionando, y muchas están concebidas como un servicio de alojamiento que ofrece la universidad a los estudiantes. Las hay de titularidad pública y privada. Su precio mensual oscila entre 60.000 y 90.000 pesetas.
La peculiaridad de cada una no está en cómo es, sino en lo que hace, como dice Carlos Fernández Liesa, el director de la Residencia de Estudiantes Fernando de los Ríos, que pertenece a la Universidad Carlos III de Madrid. Esta residencia, una de las de más agitada vida cultural, es una excepción: "Está inspirada en la emblemática Residencia de Estudiantes, tiene un talante liberal, se organizan sobre todo actividades culturales y se ofrecen tutorías a los alumnos", explica el director.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de octubre de 1998