Juan Belmonte volvió casado de una de sus campañas americanas. El Pasmo de Triana se casó por poderes con una limeña. No estuvo en su boda y presumía de pretender no acudir ni a su propio entierro. La boda de este torero, Francisco Rivera Ordóñez, estará en las antípodas de esos propósitos. El Espasmo de Triana protagonizará una boda mediática. Muy distinta de la que hace 51 años tuvo su señora suegra. "Entonces no había televisión", decía ayer Cayetana de Alba.
La novia saldrá de la Casa de Dueñas, donde nació Antonio Machado. Al novio le hubiera gustado casarse en Triana; le queda el consuelo de escuchar una Salve en la capilla de los Marineros. En la misma calle Pureza donde vivió sus últimos años y murió Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, padre intelectual del folklore y padre genético del poeta de Dueñas.
El novio saldrá vestido de novio del hotel Colón, antaño hotel Majestic. Es el hotel donde se visten los toreros cuando se dirigen a hacer el paseíllo. Hoy el paseíllo será de otro cariz, convertirá la ciudad en un laberinto kafkiano que implicará a muchos barrios: el centro, Santa Catalina, el Arenal, Triana. Una Madrugá -así le llaman los sevillanos a la noche más larga de su Semana Santa, cuando la Trianera del novio y el señor de los Gitanos de la novia están en la calle-; Madrugá, pero de día.
Al final habrá chocolate con churros. "La tarta no será grandilocuente", dice Rafael Juliá, que firma el pantagruélico refrigerio. A la duquesa la vestirá Tony Benítez, el mismo que vistió a la reina Sofía en la boda de la infanta Elena.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de octubre de 1998